Primera parte: La madurez no es cuestión de edad sino de recorrido

Todos venimos al mundo con un bello proyecto para realizar: ser nosotros mismos al máximo de las posibilidades existentes.

Desde el mismo momento en que somos concebidos, la ley natural que rige la evolución de lo vivo existente, nos posibilita –de conocerla y actuarla- el pleno desarrollo de nuestras capacidades y habilidades, ofreciéndonos, para cada edad, todo un universo, un amplísimo abanico de puertas que abrir y que conquistar, y permitiéndonos a lo largo de la vida, auparnos hacia cotas de mayor felicidad. Y esto, de manera universal y gratuita, para todos nosotros.

Entonces, ¿por qué hay tantos seres humanos desgraciados e inconformes? ¿Por qué hay tantas personas que pasan por la vida con futilidad, como quien pasa el rato? ¿Por qué tantos piensan que este mundo es un valle de lágrimas en el cual la plenitud es imposible y utópica? ¿Por qué hay tanta gente enfadada con la vida? ¿Por qué la indiferencia, la insensibilidad, la envidia, la competitividad, el desamor y el nihilismo pasota? Y por último, de vital importancia, ¿por qué la mayoría de nuestros ancianos no son felices porque sabios y sabios porque felices? ¿Y por qué cuando recordamos nuestra niñez, nos sentimos tantas veces perplejos, confundidos y desorientados cuando no amnésicos?

Seguir leyendo Un cielo de andar por casa en cada fase de nuestra vida →